Llega el sol, el calor, y vuelve a empezar el ciclo que nos ha tenido dormidos estos meses. Es hora de empezar a preparar los semilleros: conseguir buena tierra, desempolvar semillas guardadas con cuidado (a veces no tanto) en caja llenas de botes y etiquetitas, asegurarse el sol y el agua, y esperar... Siempre nos sorprendemos cuando sucede lo mágico y esas semillas empiezan a germinar (cada año, por más que pase el tiempo, dudamos de que el fenómeno suceda, pero al final ahí están otra vez asomando sus hojas...).
Los fines de semana amanecemos haciendo planes: "Esa cebolla habrá que transplantarla